lunes, 28 de enero de 2019

EDUARDO MENDOZA: "LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA"

EDUARDO MENDOZA (1943-)

- Abogado y traductor en la ONU en Nueva York.
- Su estilo se caracteriza por mezclar diversos subgéneros narrativos y novelescos (aventuras, policíaca, rosa..).
- Otros de sus rasgos sobresalientes es el humor.
- Le gustan los personajes marginales que sobreviven.
- 1979 El misterio de la cripta embrujada. Mezcla novela gótica y novela negra con grades dosis de humor. La protagoniza un detective sin nombre que será personajes recurrente en varias de sus obras y que reside en un manicomio. Este personaje aparece en tres novelas más: El laberinto de las aceitunas (1982), La aventura del tocador de señoras (2001) y El enredo de la bolsa y la vida (2012).
- 1986 La ciudad de los prodigios en la que se describe a la Barcelona de entre las dos exposiciones universales de 1888 y 1929.
- 1993 Sin noticias de Gurb, la historia de un extraterrestre de aterriza en Barcelona en los Juegos Olímpicos de 1992.
- 2010 Premio Planeta por Riña de gatos. Madrid 1936.
- 2016 consiguió el Premio Cervantes.


LA VERDAD SOBRE EL CASO SAVOLTA (1975)
- Intentó publicarla por primera vez desde EEUU. Su título original era Los soldados de Cataluña pero se lo censuró el régimen franquista: “Novelón estúpido y confuso, escrito sin pies ni cabeza”. Así definió en 1973 un censor del Ministerio de Información y Turismo la novela Los soldados de Cataluña. El censor concluyó que el título debía cambiarse porque no guardaba “relación alguna con el contenido” del texto, en el cual afirmaba que había “casamientos, cuernos, asesinatos y todo lo típico de las novelas pésimas escritas por escritores que no saben escribir”. Cambió el título por el actual y volvió a presentarla. Le permitieron publicarla. Cuando regresó de EEUU fue al banco a cobrar los derechos de autor. Pensó que cobraría unas 1000 pesetas, cobró más de un millón.
- Recibió el Premio de la Crítica 1976.
- Se desarrolla en Barcelona entre los años 1917-1919, en medio de las luchas entre anarquistas terroristas y patronos que contratan a pistoleros.
- Lo verdaderamente significativo de La verdad del caso Savolta es que renueva el género policíaco mediante procedimientos propios de la novela experimental, como la narración discontinua (el relato no sigue un orden cronológico), la multiplicidad de perspectivas desde las que se nos cuenta (documentos, recuerdos de Javier Miranda, narrador en 3ª persona) y el uso de diversas modalidades del discurso (diversos registros lingüísticos: coloquial, culto, lenguaje administrativo, periodístico, etc.)

ARGUMENTO
Javier Miranda -desde su residencia en Nueva York, pasados casi diez años años, y con motivo de un juicio para tratar de cobrar el seguro que había suscrito Lepprince- recuerda una serie de acontecimientos en los que se vio implicado y que giraron en torno a la muerte del industrial Savolta. La narración es el relato del testimonio en ese juicio, compuesto por las memorias del protagonista, Javier Miranda y los relatos de otros personajes secundarios, como Nemesio Cabra (que es el único que conoce la verdad, pero nadie le hace caso), el abogado Cortabanyes... sobre el asesinato del dueño de la empresa Savolta. Junto a esos relatos hay documentos judiciales y policiales que forman un collage.
Los hechos se desarrollan mayoritariamente en Barcelona en 1918, una época en la cual hay una gran inseguridad pues la clase obrera se levanta en huelgas para reclamar lo que es suyo, y la alta burguesía trata de mantener sus posiciones utilizando incluso la violencia de matones contratados a sueldo para amedrentar a los instigadores. 
Son fundamentales personajes como Javier Miranda (el joven abogado), Lepprince (el asesino), María Coral, la corista amante de Lepprince y casada posteriormente con Javier Miranda...
- Son frecuentes los flashbacks, lo cual da una perspectiva cinematográfica, constituyendo una novela puzzle. En la última parte, sin embargo, se da una narración clásica y lineal.
- También se mezclan fragmentos de declaraciones de Javier Miranda ante un juez de Nueva York en 1927.
La novela se compone de dos partes, divididas respectivamente en cinco y diez capítulos. Cada uno de estos está formado a su vez por un número indeterminado de secuencias, marcadas por espacios en blanco.
En la primera parte aparecen mezclados tres tipos de textos:
  • Documentos que se han presentado como pruebas (artículos publicados por el periodista Pajarito de Soto, declaraciones ante el comisario Vázquez, cartas, etc) y transcripciones literales de los interrogatorios que se producen en un juicio que se celebra en Nueva York, en 1927, para tratar de aclarar unos hechos acaecidos entre 1917 y 1918.
  • Una narración en tercera persona omnisciente.
  • Una narración en primera persona, mediante la que Javier Miranda va contando su versión de los hechos.
  • En la segunda parte desaparecen casi por completo todos los documentos relacionados con la investigación oficial del Juzgado de Nueva York, pero continúa la doble narración en primera persona (recuerdos de Javier Miranda) y en tercera omnisciente.
    En los cinco primeros capítulos de la segunda parte, con eventuales saltos temporales, se nos cuenta el ascenso social de Lepprince y el matrimonio de Miranda con María Coral. En los cinco restantes, la trama se desarrolla de forma lineal: se aclaran los aspectos oscuros de la historia y Javier Miranda se da cuenta de cómo él también ha sido utilizado por Lepprince. Hacia el final, el comisario Vázquez hace un resumen de los hechos.
  • Además de este narrador en primera persona, existe otro que narra en tercera persona. Es un narrador omnisciente. Sabe todo lo que sucede e incluso entra a explicar los pensamientos de los personajes y sus deseos más profundos.El tercer punto de vista adopta las formas de los documentos que sirven de prueba en la acción judicial y que pretenden aclarar lo sucedido. Se narra, pues, desde una perspectiva múltiple y utilizando la técnica del “contrapunto”: se salta de una secuencia a otra, de un punto de vista a otro, y no siempre se respeta el orden lineal.
    - Es una novela de gran riqueza estilística y de variedad de registros:

  • El lenguaje administrativo, presente en transcripciones de documentos, interrogatorios judiciales, declaraciones, informes del comisario Vázquez, etc.; 
  • el lenguaje periodístico, en los artículos de Pajarito de Soto; 
  • el lenguaje literario se reserva para las descripciones, algunos diálogos y el relato de algunos episodios; 
  • hay expresiones en catalán y palabras del registro vulgar puestas en boca de los obreros.
TEXTO 1

       A decir verdad, la situación del país en aquel año de 1919 era la peor por la que habíamos atravesado jamás. La fábricas cerraban, el paro aumentaba y los inmigrantes procedentes de los campos abandonados fluían en negras oleadas a una ciudad que apenas podía dar de comer a sus hijos. Los que venían pululaban por las calles, hambrientos y fantasmagóricos, arrastrando sus pobres enseres, en exiguos hatillos los menos, con las manos en los bolsillos los más, pidiendo trabajo, asilo, comida, tabaco y limosna. Los niños enflaquecidos corrían semidesnudos, asaltando a los paseantes; las prostitutas de todas las edades eran un enjambre patético. Y, naturalmente, los sindicatos y las sociedades de resistencia habían vuelto a desencadenar una trágica marea de huelgas y atentados; los mítines se sucedían en cines, teatros, plazas y calles; las masas asaltaban las tahonas. Los confusos rumores que, procedentes de Europa, daban cuenta de los sucesos de Rusia encendían los ánimos y azuzaban la imaginación de los desheredados. En las paredes aparecían signos nuevos y el nombre de Lenin se repetía con frecuencia obsesiva.

           Pero los políticos, si estaban intranquilos, lo disimulaban. Inflando el globo de la demagogia intentaban atraerse a los desgraciados a su campo con promesas tanto más sangrantes cuanto más generosas. A falta de pan se derrochabanpalabras y las pobres gentes, sin otra cosa que hacer, se alimentaban de vanas esperanzas. Y bajo aquel tablado de ambiciones, penoso y vocinglero, germinaba el odio y fermentaba la violencia.
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        TEXTO 2

          En la segunda mitad del siglo pasado –dijo el comisario Vázquez-, las ideas anarquistas que pululaban por Europa penetraron en España. Y prendieron como el fuego en la hojarasca; ya veremos por qué. Dos focos principales de contaminación son de mencionar: el campo andaluz y Barcelona. En el campo andaluz, las ideas fueron transmitidas de forma primitiva: pseudo-santones, más locos que cuerdos, recorrían la región, de cortijo en pueblo y de pueblo en cortijo, predicando las nefastas ideas. Los ignorantes campesinos les albergaban y les daban comida y vestido. Muchos quedaron embobados por la cháchara de aquellos mercachifles de falsa santidad. Era eso: una nueva religión. O, por mejor decir, y ya que somos gente instruida, una nueva superstición. En Barcelona, por el contrario, la prédica tomó un cariz político y abiertamente subversivo desde los inicios.

–Todo eso lo sabemos ya, comisario -interrumpió Lepprince.
–Es posible -dijo el comisario Vázquez-, pero para mi explicación conviene que partamos de una base común y clara de conocimiento. Tosió, posó el cigarro en el borde del cenicero y se concentró de nuevo entornando los ojos.
–Ahora bien -prosiguió-, se impone establecer una distinción fundamental. A saber, que en Cataluña se da una clara mezcla que no debe inducirnos a error. Por una parte, tenemos al anarquista teórico, al fanático incluso, que obra por móviles subversivos de motivación evidente y que podríamos llamar autóctono. – Nos miró a través de los párpados entrecerrados, como preguntándonos y preguntándose si habíamos asimilado su contribución terminológica-. Son los famosos Paulino Pallás, Santiago Salvador, Ramón Sempau, Francisco Ferrer Guardia, entre otros, y actualmente, Ángel Pestaña, Salvador Seguí, Andrés Nin…, hasta el número que quieran imaginar.
»Luego están los otros, la masa…, ¿comprenden lo que quiero decir? La masa. La componen mayormente los inmigrantes de otras regiones, recién llegados. Ya saben cómo viene ahora esa gente: un buen día tiran sus aperos de labranza, se cuelgan del tope de un tren y se plantan en Barcelona. Vienen sin dinero, sin trabajo apalabrado, y no conocen a nadie. Son presa fácil de cualquier embaucador. A los pocos días se mueren de hambre, se sienten desilusionados. Creían que al llegar se les resolverían todos los problemas por arte de magia, y cuando comprenden que la realidad no es como ellos la soñaron inculpan a todo y a todos, menos a sí mismos. Ven a las personas que han logrado abrirse camino por su esfuerzo, y les parece aquello una injusticia dirigida expresamente contra ellos.”

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